lunes, 25 de julio de 2011

Exito en el Primillar de ANSER




Primillar en obras.

En el año 2005 la asociación ANSER puso en marcha un programa de actuaciones encaminadas a la protección del Cernícalo Primilla (Falco naumanni) y de la Carraca (Coracias garrulus) en Extremadura. Con una duración inicial de cinco años, el citado programa preveía una serie de actuaciones como el censo exhaustivo de ambas especies, acondicionamiento de colonias con problemas, construcción de varios primillares, colocación de cajas nido en tendidos eléctricos, educación ambiental, estudio de los beneficios colaterales para otras especies, seguimiento a largo plazo de las poblaciones, etc.

Primillar en obras.


Aspecto exterior acabado.
Ese primer año se desarrollaron parte de las primeras acciones previstas (en concreto la construcción del primer primillar y algunas actividades de educación ambiental), con el apoyo económico de la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, que subvencionó el 70% del primer proyecto. Sin embargo en los años siguientes hubo que suspender la realización de nuevas actuaciones por falta de fondos, debido en gran parte a la pérdida de interés en el programa por parte de la Dirección General de Medio Ambiente. Nuestra asociación no podía asumir en su totalidad los gastos del programa.
Aún así creemos que las actividades de educación ambiental dieron importantes frutos, y sobre todo, la construcción del primillar a finales de 2005 permitía que, aunque de forma reducida, el programa pudiera continuar por tiempo indefinido, con la asunción de los gastos a cargo de ANSER.


Llegan las cajas nido.


Interior.


Colocación de cajas nido.


Cajas nido en su lugar.


Nido de Carraca.


Nido de Cernícalo Primilla.

La creación del primillar mostró desde un principio la valía del proyecto, pues a los pocos meses de su construcción ofrecía los primeros resultados positivos. Y es que en 2006 ya había más de diez parejas de Estornino y una de Carraca nidificando con éxito en el flamante edificio.
El éxito se confirmó en 2007, cuando además de 14 parejas de Estornino nidificó también la pareja de Carraca, y por primera vez 3 parejas de Cernícalo Primilla, repitiéndose los mismos datos en 2008.
En 2009 el número de parejas reproductoras de Cernícalo Primilla aumentó a 4, observándose una de Cernícalo Común que no llegó a reproducirse, además de la habitual de Carraca y más de 15 de Estornino.
En 2010 continuó el aumento de parejas de Primilla, llegando este a 5, además de la pareja de Carraca y de las habituales de Estornino.
Pero el gran éxito se ha producido en el presente año con la reproducción de 11 parejas de Cernícalo Primilla, 1 pareja de Cernícalo Común, 1 pareja de Carraca y 17 parejas Estornino, además de los intentos por parte de una pareja de Abubilla y otra de Mochuelo.
El éxito obtenido con las limitadas actuaciones desarrolladas hasta el momento pone de manifiesto las posibilidades del programa de conservación inicial, y esto debería ser suficiente como para que la actual Dirección General de Medio Natural se planteara la continuidad de su financiación, sobre todo por los resultados que a largo plazo puede ofrecer.
De momento ANSER continúa ocupándose del mantenimiento del edificio, de la vigilancia del mismo y del control de las aves que lo utilizan para nidificar.

jueves, 21 de julio de 2011

Estorninos, genio y figura.



En mis primeros intentos por fotografiar al Cernícalo Primilla (allá por los tiempos de las diapositivas) tuve mi primer contacto directo con los Estorninos, quienes desde un principio me proporcionaron gratos instantes de entretenimiento con sus constantes idas y venidas a lo largo y ancho de aquel deteriorado tejado. No obstante, unas horas después, mi interés se había centrado exclusivamente con los cernícalos, y la atracción inicial por los Estorninos había finalizado. Hasta confieso que llegaron a fastidiarme un poco.
Hoy, casi veinte años después, tengo en mi archivo cientos de imágenes de Estornino, aunque ninguna de ellas fue buscada de forma exclusiva, es decir, en las jornadas en las que las tomé no perseguía a estas aves de forma exclusiva, pues mi objetivo eran el conjunto de aves urbanas que frecuentan los tejados, pero tras todo este tiempo tengo la convicción de que fueron quienes más entretuvieron mis momentos de espera, quienes más me sorprendieron por distintas las distintas causas que más adelante cuento, y los únicos que en más de una ocasión me hicieron reír, al tiempo que son los que más admiración han provocado en mi. Hoy puedo asegurar que he aprendido a valorar en su justa medida la valía de estas pequeñas aves que para muchos pasan inadvertidas y hasta pueden ser consideradas como “un coñazo”.





Se puede decir que son la contraposición de lo que busca un fotógrafo de aves: no son una especie ni exótica ni rara, en apariencia la monotonía de su plumaje completamente negro no llama la atención, y por si fuera poco, debido a su abundancia, son de esas aves que todos “dejamos para otro día”, y con ese “dejar” pueden pasar años sin que las dediquemos una mínima parte de nuestro tiempo. Sin embargo basta dedicarles una jornada fotográfica, que puede compartirse con otras aves como Cernícalos, Cigüeñas y Gorriones (de los que hablaremos otro día) y hasta Caracas o Abubillas, para descubrir un montón de cosas nuevas, todas ellas interesantes, y que a buen seguro (como en mi caso) nos conducirán a admirarlos y apreciarlos.





A pesar de su reducido tamaño defienden su nido a ultranza frente a posibles intrusos mucho mayores como Palomas, Cernícalos y hasta Carracas. De hecho son los únicos que hacen frente a estas últimas, algo a lo que ni siquiera los cernícalos se atreven, aunque en su caso más por cuestiones de defensa del nido que por mera territorialidad. Los enfrentamientos con Carracas suelen consistir en persecuciones en vuelo, ataques en los posaderos y muy raramente peleas directas; por tanto es extremadamente difícil estar en el lugar apropiado para observar una de estas peleas y mucho más aún para llegar fotografiarlas. Sin embargo yo he tenido la ocasión de observar un video realizado por un fotógrafo alemán, y desde entonces no pierdo la esperanza de conseguir imágenes tan impactantes como las que vi durante casi un minuto de fotogramas: un Estornino, con una increíble rapidez de movimientos propinó toda clase de picotazos a una Carraca mientras la agarraba con sus patas, y cuando esta reaccionó, consiguió incorporarse, y se dispuso a una pelea en la que a todas luces hubiera ganado, el Estornilo huyó sin recibir un rasguño. En otra ocasión tuve la “desgracia” de que la pelea tuviera lugar en el techo del hide en el que me encontraba; no pude ver gran cosa, pero a mi parecer el Estornino empleó la misma estrategia anterior. Seguiremos intentándolo.
A corta distancia y con la luz apropiada la monotonía de su plumaje negro queda en el olvido, sobre todo durante la parada nupcial, cuando las plumas exhiben todos sus brillos, con frecuentes irisaciones verduzcas, al tiempo que el colorido de pico y patas es mucho más intenso.





Una de las cosas que más me ha impresionado durante este tiempo ha sido su capacidad como trabajadores infatigables, tanto para la construcción del nido como para el aporte de presas, lo que sin lugar a dudas es la clave fundamental para su gran éxito reproductivo. El aporte de pastos y plumas que conforman el nido se adapta a las dimensiones del interior de la cavidad que eligen para este, y ello puede suponer desde sólo unos centenares de centímetros cúbicos hasta varias decenas de miles. En el Primillar de ANSER se reproducen habitualmente en torno a 15-20 parejas, y cada año, con la limpieza de las cajas nido, el volumen de pastos y plumas (entre las que encontramos hasta de Avutarda) supone un montón de más de un metro de altura. Por lo que respecta al aporte de presas, este es continuo durante los dos, con frecuencia tres, y muy raras veces hasta cuatro veces que cada pareja se reproduce cada año. Aunque entre las presas predominan los insectos, larvas y lombrices (casi siempre en considerables cantidades), los Estorninos no desdeñan presas mayores como lagartijas o escolopendras, como tampoco otras cebas de origen vegetal, sobre todo en días de mal tiempo cuando los insectos escasean: aceitunas (uno se pregunta dónde las consiguen en pleno mes de Mayo) moras, ciruelas, higos, …



Pero si hay algo en lo que los Estorninos destacan es en la imitación de sonidos. Son capaces de imitar a casi de todo tipo de aves: Alondras, Archibebes, Trigueros, Cogujadas, Buitrones, Jilgueros, Totovías, y hasta Carracas. Aunque lo más sorprendente que escuché fue la imitación magistral no de un ave, sino del sonido de una Nikon D2X, … tanto a disparos como en ráfagas.

viernes, 15 de julio de 2011

Abubilla



Después de años fotografiando a las Abubillas en un mismo emplazamiento, y a pesar de que cada año colocábamos nuevos posaderos, la pasada temporada (año 2010) localizamos dos nuevos nidos que empezaron a utilizarse ese año de forma simultánea. Los resultados fueron buenos, y como en el caso anterior, la variabilidad de posaderos así como en el fondo (unas veces arado, otras con hierbas, otras con flores, ...) hacían que fuera difícil conseguir imágenes exactas, lo que asegura el mantenimiento de estos nuevos sitios durante algunos años más. Pero además, a principios de la presente temporada el amigo Agustín me sorprendió con un nuevo nido que ha tenido una gran aceptación, y que por lo tanto no me he querido perder. Aquí presento algunos resultados de los muchos conseguidos en las dos tardes que pasé en el hide.











jueves, 7 de julio de 2011

Mochuelo, ave del año según SEO

Este año, en el que SEO designo al Mochuelo como su "ave del año" me propuse preparar un hide desde el que hacer algunas fotos de estas simpáticas aves, tanto para completar lo que tenía en archivo, como para satisfacer las peticiones de algunos fotógrafos que usan los hides de ANSER y que demandaban esta especie. Para ello elegimos un lugar apartado, en el que una pareja de Mochuelos habitualmente se reproduce en el interior de un montón de piedras. Los primeros días (finales de Marzo) los resultados fueron buenos, y ello nos animó mucho, pero después de unas semanas, la pareja empezó a faltar algunos días y terminaron desapereciendo de la zona. Temíamos, como siempre, haber producido una molestia, a pesar de que también como siempre habíamos tomado las medidas necesarias para evitarlo, pero en fin, así estaba la cosa: el hide estaba allí, pero los Mochuelos no entraban.
Con el tiempo, ya a finales de Abril, mi amigo Agustín pasó una tarde para observar desde una distancia apropiada... y el Mochuelo había vuelto. He aquí mi oportunidad, me dije, y una tarde me entré en el hide. Aquí muestro algunas de las imágenes que tomé. Me gustaría disponer de tiempo para escribir algo más sobre la especie, pero hay otras aves (los Aguiluchos) que estos días me traen loco. Así es que otra vez será.