jueves, 21 de julio de 2011

Estorninos, genio y figura.



En mis primeros intentos por fotografiar al Cernícalo Primilla (allá por los tiempos de las diapositivas) tuve mi primer contacto directo con los Estorninos, quienes desde un principio me proporcionaron gratos instantes de entretenimiento con sus constantes idas y venidas a lo largo y ancho de aquel deteriorado tejado. No obstante, unas horas después, mi interés se había centrado exclusivamente con los cernícalos, y la atracción inicial por los Estorninos había finalizado. Hasta confieso que llegaron a fastidiarme un poco.
Hoy, casi veinte años después, tengo en mi archivo cientos de imágenes de Estornino, aunque ninguna de ellas fue buscada de forma exclusiva, es decir, en las jornadas en las que las tomé no perseguía a estas aves de forma exclusiva, pues mi objetivo eran el conjunto de aves urbanas que frecuentan los tejados, pero tras todo este tiempo tengo la convicción de que fueron quienes más entretuvieron mis momentos de espera, quienes más me sorprendieron por distintas las distintas causas que más adelante cuento, y los únicos que en más de una ocasión me hicieron reír, al tiempo que son los que más admiración han provocado en mi. Hoy puedo asegurar que he aprendido a valorar en su justa medida la valía de estas pequeñas aves que para muchos pasan inadvertidas y hasta pueden ser consideradas como “un coñazo”.





Se puede decir que son la contraposición de lo que busca un fotógrafo de aves: no son una especie ni exótica ni rara, en apariencia la monotonía de su plumaje completamente negro no llama la atención, y por si fuera poco, debido a su abundancia, son de esas aves que todos “dejamos para otro día”, y con ese “dejar” pueden pasar años sin que las dediquemos una mínima parte de nuestro tiempo. Sin embargo basta dedicarles una jornada fotográfica, que puede compartirse con otras aves como Cernícalos, Cigüeñas y Gorriones (de los que hablaremos otro día) y hasta Caracas o Abubillas, para descubrir un montón de cosas nuevas, todas ellas interesantes, y que a buen seguro (como en mi caso) nos conducirán a admirarlos y apreciarlos.





A pesar de su reducido tamaño defienden su nido a ultranza frente a posibles intrusos mucho mayores como Palomas, Cernícalos y hasta Carracas. De hecho son los únicos que hacen frente a estas últimas, algo a lo que ni siquiera los cernícalos se atreven, aunque en su caso más por cuestiones de defensa del nido que por mera territorialidad. Los enfrentamientos con Carracas suelen consistir en persecuciones en vuelo, ataques en los posaderos y muy raramente peleas directas; por tanto es extremadamente difícil estar en el lugar apropiado para observar una de estas peleas y mucho más aún para llegar fotografiarlas. Sin embargo yo he tenido la ocasión de observar un video realizado por un fotógrafo alemán, y desde entonces no pierdo la esperanza de conseguir imágenes tan impactantes como las que vi durante casi un minuto de fotogramas: un Estornino, con una increíble rapidez de movimientos propinó toda clase de picotazos a una Carraca mientras la agarraba con sus patas, y cuando esta reaccionó, consiguió incorporarse, y se dispuso a una pelea en la que a todas luces hubiera ganado, el Estornilo huyó sin recibir un rasguño. En otra ocasión tuve la “desgracia” de que la pelea tuviera lugar en el techo del hide en el que me encontraba; no pude ver gran cosa, pero a mi parecer el Estornino empleó la misma estrategia anterior. Seguiremos intentándolo.
A corta distancia y con la luz apropiada la monotonía de su plumaje negro queda en el olvido, sobre todo durante la parada nupcial, cuando las plumas exhiben todos sus brillos, con frecuentes irisaciones verduzcas, al tiempo que el colorido de pico y patas es mucho más intenso.





Una de las cosas que más me ha impresionado durante este tiempo ha sido su capacidad como trabajadores infatigables, tanto para la construcción del nido como para el aporte de presas, lo que sin lugar a dudas es la clave fundamental para su gran éxito reproductivo. El aporte de pastos y plumas que conforman el nido se adapta a las dimensiones del interior de la cavidad que eligen para este, y ello puede suponer desde sólo unos centenares de centímetros cúbicos hasta varias decenas de miles. En el Primillar de ANSER se reproducen habitualmente en torno a 15-20 parejas, y cada año, con la limpieza de las cajas nido, el volumen de pastos y plumas (entre las que encontramos hasta de Avutarda) supone un montón de más de un metro de altura. Por lo que respecta al aporte de presas, este es continuo durante los dos, con frecuencia tres, y muy raras veces hasta cuatro veces que cada pareja se reproduce cada año. Aunque entre las presas predominan los insectos, larvas y lombrices (casi siempre en considerables cantidades), los Estorninos no desdeñan presas mayores como lagartijas o escolopendras, como tampoco otras cebas de origen vegetal, sobre todo en días de mal tiempo cuando los insectos escasean: aceitunas (uno se pregunta dónde las consiguen en pleno mes de Mayo) moras, ciruelas, higos, …



Pero si hay algo en lo que los Estorninos destacan es en la imitación de sonidos. Son capaces de imitar a casi de todo tipo de aves: Alondras, Archibebes, Trigueros, Cogujadas, Buitrones, Jilgueros, Totovías, y hasta Carracas. Aunque lo más sorprendente que escuché fue la imitación magistral no de un ave, sino del sonido de una Nikon D2X, … tanto a disparos como en ráfagas.

3 comentarios:

  1. fantastica serie menuda fotos que has conseguido un saludo

    ResponderEliminar
  2. Desde luego que calidad de serie......aun siendo una especie muy comun sus comportamientos sociales y dieta son de lo mas rico!
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. I really like your blog, you have great photos

    ResponderEliminar