sábado, 13 de junio de 2009
Una jornada con Alimoches
Hace unos días tuve una sesión bastante completa fotografiando Alimoches, cortesía de unos buenos amigos, a los que envío un abrazo muy fuerte. Además de completita por el tiempo y por los andurriales del paraje, resultó bastante exitosa, y me hizo recordar cuando, hace ya algunos años, tuve la ocasión de fotografiar a esta especie en nido. Cuando hablamos de fotos de nidos siempre hay reticencias y recelos (a veces justificados, otras no...), por parte de mucha gente. Debo decir que la ocasión se debió a unas circunstancias muy especiales, pues estábamos haciendo un censo de la especie, y siguiendo varios nidos a gran distancia. Sin embargo las observaciones de un nido en particular nos tenían confusos, lo que nos hizo aproximarnos al lugar. Allí descubrimos que uno de los pollos había expulsado al otro del nido, habiendo caído este desde casi 20 metros... pero se encontraba bien. Subirlo de nuevo al nido no nos parecía lo más apropiado, pues casi con toda seguridad volvería a ocurrir lo mismo. Llevarlo a un centro de recuperación, tampoco (por muchas razones, pero sobre todo porque estaba en perfecto estado). Así las cosas decidimos subirlo a una cornisa situada a unos diez metros del nido, pero con una ubicación complicada para seguir su evolución a distancia. Se imponía entonces instalar un hide a unos 40 metros, y observar si los padres seguían alimentándolo, pues de lo contrario sí deberíamos trasladarlo a un centro.
Y si que los Alimoches adultos siguieron atendiendo a su hijo; ya lo creo. Hombre, aprovechar la oportunidad para hacer fotos, creo que está suficientemente justificado, además de haberlo merecido, por el jaleo que supuso todo el trabajo.
Por cierto, los dos pollos volaron.
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